La fama del gato negro
La fama del gato independientemente de su color esta cargada de estereotipos que lo sitúan al lado de misterio, de lo oculto, de lo salvaje, lo maligno, pero en el caso concreto de los gatos negros esta fama va incluso más allá cargada de supersticiones que le atribuyen una fama no merecida.
Los gatos negros son unos de los felinos más cariñosos y juguetones por lo que tienden a tener una relación muy estrecha con sus compañeros humanos y, cuando se les brinda cariño y amor son muy agradecidos.
En Dejando Huella no tenemos ninguna duda de ello, aquí puedes ver a Sol, una de las gatitas negras que han pasado por la asociación.

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La mala fama
Como no en pocas ocasiones las cuestiones religiosas llevadas al fanatismo propio de la ignorancia han sido y son el origen de graves acontecimientos, en este caso el fanatismo católico mediante su representación en la Iglesia Católica y aun más concretamente en los tribunales de la Santa Inquisición llevaron a satanizar este precioso animal.
La Iglesia querían luchar contra los ritos paganos, muy arraigados en las gentes de aquella época, así que empezó a considerar a los gatos como los representantes de las tinieblas que alejaban al buen cristiano del camino recto. La mera posesión de un gato negro bastaba para vincular a su dueño con la brujería.
Así en el siglo XII se promulgo la bula “Rex in rama” que decía “todas las personas que acojan un gato negro bajo su techo corren el riesgo de ser condenadas a la hoguera”. Tal era el convencimiento de la Iglesia Católica de la relación intrínseca entre gatos y demonios que en el año 1227 el Papa Gregorio IX describe al diablo como un gato negro.
Pero es de la mano de uno de los mayores ensalzadores de la Inquisición, el Papa Inocencio VIII, en el siglo XIII, cuando se insta a sacrificar a los gatos en las hogueras de las fiestas populares.
El animal a quien los egipcios adoraban como a un dios, al que los romanos veneraban como símbolo de la libertad y que fue anatemizado por los europeos de la ignorante Edad Media, quienes lo tenían por un ser demoníaco, ha demostrado a los largo de todas las épocas dos rasgos de carácter íntimamente mezclados: valor y dignidad.
Extracto del relato “Los grandes logros del gato” de Saki, incluido en la antologia Las mejores historias sobre gatos
Curiosamente este extermino de los gatos si que trajo una verdadera “mala suerte” para la población. En el siglo XIV, la enorme plaga de ratas que existía por la falta del su depredador natural, el gato, provoco la propagación de la denominada peste bubónica o peste negra, causando verdaderos estragos en Europa, llegando a acabar con un tercio de la población del continente. La epidemia duró 200 años, durante los cuales aquellos que hubieran sido el principal aliado para acabar con la enfermedad, los gatos, siguieron siendo aniquilados.
La buena fama
En la antigüedad los gatos en general han sido vistos como animales mágicos, atribuyéndoles en muchos casos poderes sobrenaturales. En ciertas culturas como la egipcia el gato de color negro era considerado el mayor protector contra las fuerzas oscuras y salvaguardando a su poseedor de todos los males.
En la actualidad también hay otros países que consideran al gato negro como proveedor de la buena suerte, así en Gran Bretaña se sigue pensando que estos preciosos compañeros erar el regalo ideal para las novias a fin de bendecir el casamiento. En otras partes de las islas les bastaba a los novios que se les cruzase un gato negro para traer prosperidad al matrimonio, tal y como muestra un proverbio de la zona que dice: “si negro es el gato de casa, los enamorados nunca correrán riesgos”.
¿Quieres traer buena suerte a tu hogar?
ADOPTAME
En la cultura escocesa siempre se ha considera que tener un gato negro en casa es favorecer la buena suerte y para los marinos, si un gato negro embarcaba con ellos en el barco esto era señal de buena fortuna y de que el barco no se hundiría, eso sí no se podía decir la palabra gato durante el trayecto. Igualmente, las mujeres de los marineros solían tener un gato negro en casa para asegurar el regreso de sus maridos sanos y salvos.

El maneko-neko, conocido como el gato de la suerte es muy popular en la cultura japonesa, que se según se dice trae la buena suerte a su dueño. Según la pata que levanta, la altura de esta o el color tiene diferentes significados, en concreto el que es de color negro evita la mala suerte y aumenta la felicidad y si es regalado es signo de entrega amorosa. En algunas regiones de Japón se mantienen la creencia de que tener un gato negro atrae a los pretendientes.
En Rusia, la tradición dice que el primero en entrar en una nueva vivienda tiene que ser gato negro porque con su presencia limpiará toda la energía negativa existente si es una casa usada anteriormente y si es una por estrenar la cargará de una poderosa energía positiva.