Las orugas de la procesionaria se empiezan a ver desde enero hasta más o menos abril. Se suele encontrar en los pinos y su contacto puede ocasionar en nuestras mascotas y en nosotros mismos desde una urticaria (picazón como síntoma leve) hasta una parada respiratoria (casos muy graves).
Lo mejor es evitar frecuentar las zonas con pinos y estar muy pendientes de nuestras mascotas. Si en nuestro perro observamos que se rasca mucho, salivación excesiva, hinchazón de lengua, lagrimeo, etc hay que acudir inmediatamente al veterinario para evitar que se agrave la situación.
Desde DHA apoyamos las iniciativas más ecológicas y que más respeten a los animales por lo que existen métodos para poner en los pinos y evitar que desciendan las orugas al suelo. Sin embargo lo ideal es que los ayuntamientos se encarguen de fumigar antes de comenzar la época de mayor despliegue.
Mucho ojo y que una oruga no arruine tu paseo.