
No lo ha conseguido. Nuestro pequeño gran luchador ha decidido que ya era el momento de parar, que su cuerpecito no podía más.
El abdomen volvía a estar lleno de líquido, el tubo pulmonar, el único que le quedaba ya, estaba obstruido, y Randy estaba colapsando.
Es muy duro ver marcharse así a un peludete que se ha agarrado a la vida con la fuerza que lo ha hecho él, que ha luchado, que comía sus latitas con esas ganas…pero la lucha ha terminado para él, y ya descansa, llevándose un nuevo cachito de nuestros corazones con él. Hemos hecho lo imposible por sacarlo adelante, y se va lleno de nuestro amor y admiración. Gracias por haberlo apoyado en este camino, nada sería posible sin vuestra ayuda. Descansa, pequeño Randy, no te olvidaremos.