
Desgraciadamente hay noticias que cuesta mucho da…
Kuki llevaba una semana muy mala, empeorando rápidamente, sin querer moverse, apenas comer, y con episodios de ausencia, como si descoordinara ya su cabeza. La dosis de corticoides que necesitaba para su meningitis autoinmune era desorbitada, pero si se le bajaba empeoraba rápidamente, y si se mantenía, terminaba afectando a su organismo.
Tras la revisión del veterinario, las noticias no eran nada buenas: Su degeneración neurológica estaba ya muy avanzada, se hacía pis y caca encima, el cuerpo lleno de úlceras que no le cerraban por más que se ha hecho lo imposible con tratamientos e hidratación, que hasta ya olían a necrosis, y también tenía el hígado sumamente deteriorado por los corticoides, las defensas por los suelos, y el tumor volvía a estar activo en las mismas zonas donde se le extirpó, por lo que le estaba creciendo nuevo tejido tumoral.
Kuki ya no iba a mejorar; cuando llegó a nosotros sabíamos que con su edad y sus dolencias, su vida no iba a ser muy larga, pero queríamos darle la oportunidad de ser feliz, y así ha sido durante más de un año entero; ha conocido la libertad, la compañía, el amor, los cuidados…y el ser alguien y no algo, una herramienta, como fue considerada hasta que la rescatamos. Es muy duro cuando llegan estos momentos, pero hay que saber cuando dejarlos ir, cuando la vida deja de ser vida y ellos mismos te dicen que no luches más. No podíamos verla inmóvil, vomitando, llorando de dolor por sus heridas y articulaciones…teníamos claro que llegado ese momento haríamos por ella el último acto de amor, acompañarla en su viaje final, arropada y querida infinitamente. Se ha marchado en brazos de sus papis de acogida, tranquila, y lamiendo sus manos como despidiéndose, agradecida.
Descansa en paz, dulce Kuki, te vamos a echar mucho de menos.